miércoles, 29 de septiembre de 2010

Botellón


Ahora empieza el tiempo de resaca, el recuento de lo que se debía y no debía hacer y cual hubiera debido ser la última copa. Ya no tiene remedio, se acabó la huelga.
Ahora que parece que todos han representado su papel (muy mal, por cierto) queda ver qué se les va a ocurrir a unos y otros para tener distraído al personal.
Particularmente pienso que todo es inútil y me subleva recorrer la lista de sandeces de los que, se supone, nos representan a todos.
En fin, que la cosa sigue igual, o no..... de momento yo, con sonrisa cómplice, voy mentalmente repasando la lista de lo que no debo dejarme: me voy unos días a cambiar de escenario, a rodearme de amigos y a hacer fotos lo mejor que sepa :-).

Nos vemos en unos días.
Feliz semana.

Pd. Pipo cada vez es más persona; una pena .-)

domingo, 12 de septiembre de 2010

El final


Este sí es el punto final a los posts anteriores de este fin de semana. 
Me resulta imposible creer en religiones; me cuesta cuándo no veo estas cosas pero cuándo las veo la sensación es terrible. Da lo mismo el islam que el catolicismo: todos, tarde o temprano, beben del poder, del dinero, de la soberbia y la dominación.
Creo en el respeto, en la comprensión y en la tolerancia de todos, de los que estamos y de los que vienen. No creo en aquellos que se abren camino a codazos y que intentan arrinconar a otros con patrañas extrañas.
No me gusta lo políticamente correcto sino la coherencia personal; no se pueden abrir aquellas puertas que luego no seamos capaces de cerrar y, menos aún, dejar hacer mirando hacia otro lado.

Pero sobre todo, por sobre todo, creo en los atardeceres hermosos que nos recuerdan que "eso" sí es felicidad, eso es mi auténtica religión.

He disfrutado haciendo ese reportaje, le tenía muchas ganas.

Hasta la próxima.

Fin del ramadán. El regreso. 7ª parte y final.


La luz no era la mejor pero no era cuestión de dejar pasar la oportunidad de ver semejante procesión.

Si encuentras al lleidatà, premio seguro. Como pista te diré que es el que va en dirección contraria; no tiene pérdida.


Aunque parezca un personaje de ficción, no lo es. Se viste así porque quiere. Perdonad pero o le pongo humor o mal lo llevo.


Este, el de la izquierda, es ya conocido mío. Me lo tropezaba a cada paso y a la pregunta de J.A. de cuándo acababa el "evento", se tocó las orejas haciendo el soplillo e hizo gesto de no hablar. Yo pensé que había visto la película de "no me chilles que no te veo". A continuación fué a una fuente pública (de las de beber) y se lavó los piés (por lo visto él no pensó en el kit antes de salir de casa).



Termina este reportaje con la imagen de una guapa chica, que menos, verdad?.

Fin del ramadán. Las donaciones. 6ª parte.

En algunas imágenes anteriores os he llamado la atención sobre la hilera de personas que se ven al fondo de las mismas. Desconocíamos el significado pero un fotógrafo de un diario local nos explicó que eran "donaciones".
Yo me había fijado que algunos de ellos se dirigían a una furgoneta llevando en su hombro sacos de arroz, de harina, etc y J.A. se había dado cuenta de que "de mano a mano" se pasaban algo que no supimos ver.

en esta imagen se aprecia parte del interior de una de las furgonetas: eran donaciones en especie
pero.....si os fijáis en algunos de los bolsillos veréis que hay peso, como de monedas....



Si una imagen vale por mil palabras, ésta me viene al pelo para definir el tema "donaciones"

Me llamó la atención, al poco de llegar, una furgoneta grande y lujosa de color burdeos (antes se decía granate pero parece que también eso ha sido cambiado) en cuyo interior había un buen mozo árabe jugando con su móvil y sentado en el asiento del copiloto. Yo pensé: mira, éste no reza. Que equivocada estaba.....
Esa furgoneta era, por lo que luego ví, la del imán "titular" de esa mezquita y allí era dónde iba a depositarse todo lo que iban a barrer.


El imán invitado, el del peluco bueno y una bolsa verde que asoma por la parte inferior.



en la parte superior izquierda, mano con billete



Si amigos, es lo que suponéis: se recogieron bolsas y bolsas de dinero que se guardaron rápida y silenciosamente en la furgoneta lujosa custodiada por el buen mozo y que se desplazó a pié de imán para cargar el botín y salir zumbando.
Qué bonita es la religión, verdad?.
Quien controla esos ingresos y cual es su destino?.


Llegaron, se arrodillaron, canturrearon, soltaron la pasta, barrieron y salieron corriendo.


Me esperan, me voy a comer, esta tarde....el desenlace.

Feliz domingo!

Edito: Olvidaba contaros una anécdota. Cuándo ya habíamos salido del recinto y estabámos haciendo tiempo para captar el regreso de los musulmanes, me tropecé con un viejo conocido: Touiki, se asombró de verme realizando una actividad diferente a la habitual y charlamos unos minutos. Mientras hablaba, su sonrisa me llamó la atención y le pregunté "qué pasa?" y me contestó "qué pasa?" "12 años recogiendo dinero para construir la nueva mezquita y dónde está la mezquita? tenemos que venir aquí a rezar; mientras, ellos, llevan buenos coches y tienen buenas tiendas; dónde está el dinero de la mezquita?". Buena pregunta. aunque sospecho que más de uno querrá que la financie nuestro ayuntamiento....y arderá Troya.

FIn del ramadán. Los fieles. 5ª parte.

La mezcla de miembros me resultó curiosa: árabes, africanos, indios....

algunos no nos perdían de vista


en primera fila


los estudiosos tampoco faltaron.....


de blanco impoluto, sonrisa y túnica


la cantera


mayores y tullidos, trato especial
la mirada atenta del niño no perdió detalle


una foto de grupo


el futuro?

sábado, 11 de septiembre de 2010

Fin del ramadán. Las mujeres. 4º parte.



Las mujeres fueron llegando más tarde y, nada más acceder al recinto, se desviaban hacia un lado para situarse en un pequeño entoldado dónde tenían que ubicarse. Las mujeres no pueden rezar dónde los hombres.



De todas formas, visto lo visto, pocos rezos y mucha charla. Parecía más una reunión de vecinas que un culto religioso.



Más tarde me enteré que había reprendido a algún fotógrafo por hacerles fotos. Dijeron que solo se les puede hacer fotos de espaldas. Pues yo llegué tarde a la advertencia.


Espero que os esté gustando la información. Os aseguro que lo mejor está por llegar.

Mañana, más.

Dulces sueños.

Fin del ramadán. El imán. 3ª parte.


Tengo entendido que éste no es el imán habitual, sino otro que vino para la ocasión. Imán, por cierto, conocido por su tono radical. Yo, como no entiendo su idioma no puedo decir nada. Los observadores en este tipo de eventos sabrán qué se cuece; al menos eso quiero pensar para dormir tranquila.
En esta imagen, el imán con su canción.


Aquí descansando, trago de agua y el compañero le sustituye en sus labores. Ojo al reloj que me lleva el colega.

Veréis que en el fondo de varias imágenes se ve una fila de personas. Luego os lo cuento.

Fin del ramadán. La ceremonia. 2ª parte.




Pasados los minutos iniciales y viendo que no pasaba nada, me fuí afianzando en mi trabajo de reportera. Me mantenía a una distancia prudente, sin molestar pero intentando captar todo lo que llamaba mi atención que era mucho.
Los cánticos que se oían por megafonía parecian la misma frase repetida millones de veces siempre con el mismo deje, la misma entonación. En un par de momentos calló el imán y los fieles (no sé siquiera como llamarles) siguieron con el canturreo como un murmullo con sordina.
Lo cierto es que me impresionó mucho. Estaban tan ordenadamente colocados que parecía no haber tantos como se esperaba aunque luego leí en la prensa que rondaron los 3.500. No son todos los de Lleida, no vayáis a creer, tan sólo son los que frecuentan una de las mezquitas.
Me llamó la atención su concentración en el rezo, su entrega y la devoción familiar de algunos de sus miembros.



Unos cuántos iban como los de la imagen superior. Su misión era velar por el orden dentro del pabellón y recoger parte de las donaciones. Luego os hablaré de ellas.

Yo ya estaba en mi salsa y no me hubieran sacado de allí ni los antidisturbios.

Fin del ramadán. Preparación y llegada. 1ª parte.


La comunidad musulmana en mi ciudad está alcanzando un importante volumen. Creo que todos estaréis al día de la problemática de que la ciudad albergue mezquitas que puedan asumir la presencia de tanto devoto.
Mes sí mes también, las noticias de la deliberación entre Ayuntamiento de Lleida (Paeria) y la comunidad musulmana sobre dónde ubicar la nueva mezquita con capacidad para todos, es el pan nuestro de cada día.
Mientras tanto los terrenos ofrecidos para su ubicación siguen vacios y la masiva afluencia a ciertas mezquitas hace que éstas tengan que ser cerradas por exceder de su capacidad.
Por mi parte, desde hace ya varios años, he solictado en varias ocasiones permiso para ir a fotografiar en el interior de la mezquita principal. Por supuesto, siempre, me había sido denegado. (ya se sabe, ser mujer es algo terrible).
Este año, debido al gran aforo de fieles musulmanes, la Paería les ha reubicado temporalmente en otra mezquita: un pabellón público con mayor capacidad. Lo curioso de este año es que la mezquita no tiene paredes: se trata de un pabellón con tejado sobre columnas.
A ver quien era el guapo que este año me impedía hacer las fotos.

Pedí permiso en el trabajo como si de una urgencia anímica se tratara, contacté con un compañero de fatigas para ir juntos (gracias, J.A.!) y cerré "condiciones" para poder hacer fotos desde un punto privilegiado a la vuelta de la mezquita y pillar el regreso de la marabunta.

Estuve nerviosa los días anteriores, excitada por lo que iba a hacer. Preparé las cámaras la noche anterior y, más allá de las 5,30 horas a.m. fué imposible mantenerme en la cama.
Decidí, por si acaso, llevarme una especie de acreditación que rogaba "faciliten la labor del fotógrafo"; la preparé, me la colgué del cuello y a las 7.45 salí de casa con la seguridad de que esa tarjeta de plástico iba a evitarme más de un embrollo. No había quedado hasta las 8.30 horas pero no podía estarme quieta y pensé que iría a "cazar" algo haciendo tiempo para la hora clave.

J.A. llegó también antes de tiempo y, sin más, nos encaminamos hacia el lugar de rezo.

Iban llegando por todos lados y yo me sentía muy extraña: mujer, con la cámara en la mochila y sin atreverme a sacarla y vestida sin aspavientos: llamaba mucho la atención o al menos así me sentía yo.

El trozo de plástico que colgaba de mi cuello me daba una seguridad inocente y tras dar un par de rodeos por la zona vimos que las cámaras de televisión estaban ya allí.
Eso hizo que nos decidiéramos a acercarnos como el que no quiere la cosa pero ya con la cámara en mano.

Empezaba el baile.


Pd. el protagonista de la imagen lleva le kit completo: túnica para la ceremonia, alfombra para el rezo y agua para lavar sus piés antes de entrar.

Antecedentes



Este espacio, al final, es como un rincón dónde volcar mis sensaciones; unas sensaciones que últimamente son hasta demasiado intensas.
Estoy en una fase de le vida que es un cúmulo de situaciones contradictorias. Creo que las estoy gestionando bien pero a veces, el exceso de emociones, hace que me cueste cierto tiempo canalizarlas y ....digerirlas.
Por un lado, gente a la que quiero y que está pasando momentos difíciles pero con gran entereza (que también me descoloca, no os lo voy a ocultar), por otro lado, momentos laborales digamos que "especiales", momentos familiares peculiares y momentos fotográficos llenos de vida,  luz e intensidad que me llenan tanto que no sé dónde meterlos y que me están cambiando la vida por momentos.
Si pongo todo eso en la pequeña coctelera de mi vida y de mi corazón, el resultado es algo que, muchas veces, no cabe; aunque, quiero que conste, estoy haciendo como ese anuncio del refresco gaseoso, estoy aumentando el envase para que el espacio sea mayor por el mismo precio :-).
Dicho ésto voy a iniciar una serie de posts sobre algo que hacía mucho querìa hacer y, hasta ayer, no he podido conseguir.

Gracias por estar ahí.

Pd. Hoy, 11 de septiembre, Diada de Catalunya, mi particular homenage a este monumento tan especial para mi.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Punto de fuga


Es un punto de fuga el lugar dónde convergen varias líneas conduciendo nuestra mirada a ese punto determinado.

En la vida real la manera en que nos enfrentamos a los problemas o cómo gestionamos nuestras realidades es tan dispar que resulta imposible aplicar la teoría fotográfica del punto de fuga.
Lo que para unos es un único y evidente camino y que no debiera dejar de recorrerse es, para otros, una arteria más que no merece ni su atención.
A veces las actitudes que nos parecen simplistas y poco adecuadas al momento son, tan sólo, una manera de escurrir el bulto, de mirar para otro lado y ser capaces así de seguir adelante.

Feliz y tranquilo camino.