miércoles, 26 de diciembre de 2007

Francesc Boix, el fotógrafo de Mauthausen


Conocer la historia de este joven héroe ha sido fascinante.


Francesc Boix, barcelonés, nacido en el 1920 e hijo de una familia catalanista, heredó de su padre tanto la pasión por la fotografía (siempre iba con su Leica) como las ideas políticas. Su padre, sastre, había pertenecido a la CNT y él, al inicio de la guerra civil española se unió a las Juventudes Socialistas Unificadas de Cataluña.

Cámara en mano recorrió varios frentes como fotógrafo de prensa.

Al caer la Segunda República Boix se va a Francia camino del exilio y tras estar un tiempo internado en los campos de concentración de Vernet d'Ariege y de Septfonds es conducido a Mauthausen, junto a otros 1500 republicanos españoles, a dónde llegan el 27 de enero de 1941.

Allí, el llamado Kommando Erkennungsdients, un laboratorio fotográfico era el encargado de realizar los retratos policiales de identificación de los prisioneros (aunque en realidad cubría todo tipo de acontecimientos dignos de ser fotografiados: muertes de todo tipo, visitas de altos mandos, etc). A finales del año 42 Boix se incorpora a ese Kommando trabajando junto a otros 2 españoles.

La organización clandestina del Partido Comunista Español y Francesc Boix deciden esconder los negativos del laboratorio fotográfico. Una decición arriesgada y complicada.

Esconderlos dentro del campo era practicamente imposible y deciden que tienen que sacarlos de allí. Y cómo lo hacen?. Un grupo de trabajo formado por españoles salía diariamente del campo de concentración hasta la estación de tren de Mauthausen. De entre ellos, el preso Jacinto Cortés había entablado una cierta amistad con una familia del pueblo y pidió a Anna Pointer que ocultase el paquete de fotografías que había robado a los SS del campo.

Las fotografías eran sacadas del campo en pequeñas lecheras metálicas.

Cuándo Mauthausen es liberado Boix regresa a Paris y empieza a publicar alguna de esas fotografías.

Fueron las autoridades francesas quienes se interesaron por ese testimonio único y gracias al cual pudieron ver la luz esos crímenes de guerra que, de otra forma, hubiesen quedado, muy probablemente, silenciados.

Las fotografías que Boix saco del campo y su testimonio en el juicio de Nüremberg fueron determinantes para sostener varias acusaciones y obtener fuertes condenas.

Boix murió en Paris en el año 1951 parece ser que de una enfermedad contraída en el campo de Mauthausen.


Señor Boix, con todos mis respetos.

Descanse en paz.



Pd. La fotografía es parte del paisaje entre el campo de concentración y la estación de ferrocarril.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Mauthausen, dónde el corazón se encoge





Viena, 3 de diciembre. Hace frío, la lluvia y el aire desdibujan el paisaje mientras una luz brillante nos ciega de forma intermitente. Todo hace presagiar que la jornada va a ser intensa.

Desde la estación de Westbahnhof salimos en dirección a Mauthausen con enlace en St.Valentín. Un taxi nos acerca desde el pueblo hasta la fortaleza que abrigó una de las mayores salvajadas de la historia.

Nada, desde la estación al puebl0, indica por dónde ir al Campo de la Muerte. Ese karma no lo quieren sus habitantes y sólo unas pequeñas letras señalan, para el que lo sabe, la dirección del campo: "PZ".

Allí, en mitad de hermosas praderas y en lo alto de una pequeña montaña, se alza ese monumento al horror. El aire, la lluvia y el frío son ahora espectaculares, parece que todo conforma un único escenario y unas garras van atenazando fuertemente nuestro corazón. No se ve un alma. El silencio es brutal. Tan solo el repiquetear intermitente de los remaches metálicos en unos mástiles rompe esa terrible quietud. Parece un mensaje en morse. Nuestros ojos están intentando adividinar qué vamos a encontrar tras una gran puerta a la izquierda.

En la zona de la derecha, unos edificios de construcción más reciente, moles de hormigón completamente ensambladas en su entorno, acogen la zona de exposiciones e información.

Después de ver varias exposiciones, interesantes e intrigantes que nos hacen temer lo duro de la visita, nos dirigimos a"la fortaleza".

La puerta de entrada, de madera, muy grande, da paso a un patio central con corredor cubierto a la izquierda y desde el que pequeños orificios como ventanucos en la piedra dejan ver el camino de acceso y todo lo que queda a sus piés. Desde allí los hombres de uniforme oscuro y botas brillantes controlaban los accesos.

Al frente, unas puertas que parecen grandes cocheras y que hoy albergan algún que otro almacén de mantenimiento del campo. A la derecha, unas escaleras nos conducen a la parte superior, al "techo", dónde una gran explanada acoge grandes estatuas conmemorativas. Estatuas por parte de los diferentes paises en recuerdo a los allí asesinados. Es un bonito homenaje en el que la gente, de forma espontánea y anónima ha ido depositando pequeñas piedras para honrar a los muertos.

Un pequeño cementerio y un camino a la izquierda nos conduce a la parte de la cantera dónde una escalera con 186 escalones, baja al foso de la cantera hoy lleno de agua por la incesante lluvia. Era el descenso al infierno.

En esa cantera trabajaban parte de los prisioneros, esclavos moribundos que al más mínimo desfallecimiento eran acallados con un tiro en la nuca. El granito de esa cantera, haciendo bonitos dibujos, adorna las aceras que dan acceso a los barracones.

Desde la explanada, a la derecha, el acceso al área de los barracones.

Cruzar esa línea fué indescriptible. El agua-nieve calando en lo más profundo, mucha ropa, bufanda, gorro, las manos heladas y sin guantes para poder realizar fotografías, las cámaras medio escondidas entre la ropa intentando resguardalas, los ojos cubiertos de lágrimas y de lluvia y un suspiro que no conseguía salir de mi pecho.

Impresionante. Doloroso. Mucha curiosidad y mucho temor por lo que estaba empezando a ver.

Dos grandes hileras de barracones, derecha e izquierda y un paseo central. Los de la izquierda, y a pesar de la lluvia, estaban siendo reparados para mantener su estado original.

Nos dirigimos a los de la derecha.

Fuimos desgranando esos barracones. Cada uno a su ritmo, en su soledad. Tan solo dos jóvenes mujeres, que luego entendí eran del Kurdistan, estaban por la zona. Nuestras miradas se cruzaban fugazmente y con la misma rapidez las apartábamos para ocultar nuestras lágrimas. Era muy fácil dejarse llevar e intentábamos contenernos.

La pregunta que flotaba, que no podía apartar de mi cabeza era "por qué?" "todo ésto por poder?", que miserables.

No era nada díficil imaginar aquellos cuerpos esqueléticos enfundados en sus pijamas de rayas, cuerpos apilados, vivos o muertos.

La lavandería, hoy convertida en una rudimentaria capilla flanqueada por las banderas de los paises de los caídos. Banderas colocadas de manera que quedan inclinadas hacia delante, rindiendo honor a sus muertos.

La cárcel. La cocina. La falsa enfermería dónde eran llevados engañados y, en lugar de curarles, les metían en la sala contigua: la cámara de gas.

La habitación dónde aún hoy una mesa de disecciones permanece en el centro. Ahí aprovechaban los tatuajes y los dientes que pudieran servir.

El horno abierto enseñando sus entrañas, terrible imagen, hoy convertido en santuario con fotos, flores, velas, historias anónimas, silencios y dolor. A continuación un libro de firmas. Da miedo lo que uno podría escribir ahí después de ver lo que vimos.

El muro exterior de piedra y con alambre de espino en su parte más alta, está completamente lleno de lápidas que los diferentes gobiernos, asociaciones, partidos políticos, han colocado allí como recuerdo y homenaje a todos los que sufrieron ese horror.

Otras zonas contienen el museo con multitud de objetos personales, utensilios, muchas fotografías, el gas....el cruel gas......baremos con el recuento de víctimas por paises, por clases (políticos, judios, homosexuales, etc...).

No es agradable, pero yo volvería sin dudarlo. Es la más grande lección de historia que me han contado (todos mis sentidos me la han contado) y de la que más he aprendido.


Recomiendo hacer ese viaje pero, sobre todo, recomiendo el obligado viaje a nuestro interior como única consecuencia posible de tanta maldad.
Para ver más fotos sobre Mauthausen:
http://picasaweb.google.com/cristina.catarecha/MauthausenDNdeElCorazNSeEncoje



1) Al salir de uno de los edificios, un cartel llama mi atención. Era de agradecimiento a Francesc Boix por parte de todos. No conocía esa historia. Os la contaré.

2) La foto que encabeza este texto es un grito de esperanza. Es el reflejo de un paisaje, que podría ser hasta hermoso, en las ventanas de uno de los barracones. La maldad, la fealdad, siempre está dentro.


jueves, 13 de diciembre de 2007

El caso del amante ausente




Se acerca la hora.
Pronto el cansacio será muy pesado, los párpados caerán a media asta y el deseo de abandonarnos nos irá poseyendo.
Llega la noche, la hora bruja, la hora en que todos nuestros músculos se relajan haciéndonos sentir lejanos, livianos.
Se aproxima la hora en que nuestras preocupaciones se desdibujan, los deseos nos invaden y los tan queridos anhelos ganan terreno en nuestra fábrica de sueños.
Ropa cómoda, suelta. Una cama grande, vacía de amantes pero llena de sensaciones. Relax, silencio, deseos, propósitos.
Fotografías que algún día existirán, textos que se tejen en la imaginación y ese deseo de abandono que aumenta minuto a minuto.
Es la noche, el fin de la lucha y el inicio del juego, del sueño.
Me abandono en tus brazos, cierro los ojos, escucho mis pensamientos y..... hasta mañana.
Felices sueños.

martes, 11 de diciembre de 2007

Sinfonía de sensaciones




Hoy, escribiendo a un amigo y hablando sobre música, he caído en la cuenta de que no escucho música. Me gusta mucho pero, desde hace ya tiempo, no escucho nada de música.

Tengo multitud de cd's/discos/archivos pero están en total silencio.

A lo largo de mi vida he pasado por muchas etapas (machaconas etapas alguna de ellas) que van desde el Gilbert O'Sullivan de la época (que hasta mi madre recuerda hoy en día por la tremenda lata que dí con su música), Carpenters, Creedence, Elton Jhon, Pink Floid, Deep Purple, Georges Moustaki y pasando (ojo al dato) por Ana Belén (tremenda la época de la Calle de Alcalá), Paloma San Basilio (Juntos), Vaya con Dios, un grupo de mil años, cubano creo, que cantaban boleros y que ahora aunque me maten, no recuerdo su nombre, el flamenquito (que levanta olas en mi interior) y, por supuesto, mi dios Sabina ese trovador de semáforo cuyas letras tienen mil vidas escondidas y mil fotografías que ver en cada una de sus líneas.

Sin embargo, ahora, no escucho nada.

La música acompaña sensaciones, épocas vividas y épocas que se desean vivir intensamente antes de que sea demasiado tarde. El silencio de su ausencia hace que ese afán, ese anhelo, permanezca adormecido. Es así en mi caso, estoy segura.

No deseo que esas notas que tanto me gustan muevan sensaciones que ahora quiero ignorar (quiero?). Es como la elección de una línea plana en lugar de un gráfico con subidas y bajadas.

La música ha formado parte importante de mi vida y, quizás, solo quizás, ahora....sea el momento de darle paso de nuevo, de permitir que las sensaciones se instalen de nuevo en mi vida.

Vehemencia, pasión, sentido común (o no) y música. Alguien da más?.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Llega la Navidad, llegan las Barbies




Ya está aquí. No tiene remedio. La Navidad está en las tiendas y nos la tenemos que meter con calzador si es preciso.

Las ciudades se inundad de luz y no de la celestial que es lo que tocaría ahora, no. Miles de bombillas lucen horas y horas para dejar bien patente que la Navidad ya está, oficialmente, entre nosotros (entre? mejor "sobre" porque yo lo que siento es que nos cae encima).

En estas fechas de paz y amor (os recuerdo el eslogan porque solemos olvidarlo :-)) ya no hay precariedad monetaria, las eléctricas cotizan al alza y ese cambio de hora que hace poco reinstauramos para ahorrar energía, ha quedado sumergido en un mar de luces.

Así me gusta: coherencia.

En estas fechas las tiendas (con nosotros al frente, porque las tiendas sin nosotros no son nada) hacen caja a diestro y siniestro. Los envoltorios navideños inundan los mostradores y nosotras, como locas, intentamos comprarnos de todo porque "nos lo merecemos" (no será porque vemos que otros lo compran y no podemos ser menos?).

Los vestidos de fiesta y los pertinentes accesorios, los masajes, maquillajes, joyas las que pueden o bisutería más o menos fina, van conformando el perfil que se exige en estas fechas.

Hay que estar mona y muy "puesta".

Llega la Navidad, llegan las Barbies de carne y hueso.


Felices Fiestas.


Roco, el compañero que se fué a hurtadillas




Roco se ha ido. En silencio, como sabía que me gustan a mi las cosas. En mi ausencia, seguramente para no sentir mi sufrimiento y para no verle sufrir.

Ya no sé que hacer con esos chuscos de pan seco ni a quien abrazar al llegar a casa.

Roco se ha ido cómo vivió, con carácter y resolución.

Roco ya está, seguro, en su paraíso de galletas y pan.


Roco, gracias. Ha sido un placer. Nos veremos.