Nos empeñamos a veces en ordenar demasiado nuestra existencia: que no falte de nada, que no sobre nada.
Nos arropamos con rutinas que nos facilitan la vida con una inercia impercatable y que, a veces, lo único que consiguen es que pasemos por la vida sin vivirla en exceso.
Deberíamos disfrutar más de la hermosura del caos, de la improvisación, del no conocer el final. Relajarnos, dejarnos llevar sin intentar controlarlo todo y ....vivir con intensidad.
Feliz semana.