lunes, 6 de octubre de 2008


Uno de los cinco


Dicen que los perros (y estoy segura que será así también en otras especies) se relacionan primero a través del olfato, tanto entre ellos como con nosotros los humanos. Ese es su sentido principal.

Hace unos minutos estaba en la cocina y he vuelto a percatarme de lo importantes que son los olores en nuestros recuerdos (aquí Ramón Guinea es cuándo explicaría la importancia de los paises personales MALABARISMOS CON ANTORCHAS: PAÍSES PERSONALES#links, no puedo estar más de acuerdo).

Que simpleza, verdad? siempre, cuándo hago habas con cebolla frita (no voy a negar que en mi casa se come bien, estáis invitados) recuerdo aquél 24 de julio, 9 de la noche, en la calle Fleming, en el comedor y con las ventanas del mirador abiertas, la tele (probablemente en blanco y negro) creo que daba algo de ciclismo y aquellos niños en la acera de enfrente desfilando con sus "fanalets" en plena procesión de Sant Jaume....qué recuerdos. De segundo había tortilla de patata, la mejor del mundo como corresponde a toda madre que cocina bien. Yo cenaba en una bandeja y sobre la alfombra, en el suelo....y ese momento, esa noche, se grabó para siempre en mi memoria y....en mi nariz :-). Ese olor siempre me traslada al verano, al relax, a no tener calendario....

Otro recuerdo, ya muchos años más adelante es de esa misma casa, en la salita que da a la galería. Estaba lloviendo y era verano, las 7 de la tarde. Por la parte de atrás de la casa aún era campo y la tierra olía a lluvía y a manzanilla. La luz era hermosa y en el tocadiscos sonaba Leonard Cohen, mi Leonard.....:-). Recuerdo la sensación de la calma tras la tempestad, probablemente porque habría habido movida en casa (mi adolescencia y juventud fueron complicadas y nadie me entendía :-)) ). Mi padre estaba sentado en una butaca y yo a sus piés, en el suelo, apoyada en sus piernas, y charlando tranquilamente. Algún nexo nos unió en ese momento probablemente por lo inusual de todo.
La manía de andar tirada por el suelo, descalza, supongo que formaba parte de ese espíritu de libertad que, a toda costa, quería poseer.

Tenía que escribir ésto, ahora ya puedo volver a la cocina.
Felices sueños.

6 comentarios:

M. Emilia Pavón dijo...

Pues tus recuerdos a mi me hacen recordar otras escenas similares, de olores y emociones, quizás por los mismos años (la tele en blanco y negro). Y también, me traen a la memoria recuerdos más recientes, de alguna historia pendiente de un final inédito.
Me alegra que hayas vuelto tan radiante de tus viajes y salido de tu cocina para recordarme todas esas cosas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Me gusta tu estilo. Esas vueltas al pasado, sin moverse del presente, como consiguiendo que aquel le coja la mano al futuro...
Sueno cacofónico, soy consciente, pero así lo siento, y es difícil dar forma a los sentimientos...
La libertad es un olor, son unos pies descalzos, el suelo, el aire... Esto me recuerda la vieja idea de que la libertad está presente en cualquier elemento, lista para que la cojamos. Sólo hay que apercatarse de que está ahí fuera, esperándonos... ;) no podría estar más de acuerdo...

NABOURIAN

DUMYISLAND dijo...

Cuando nacemos, identificamos a nuestra madre por el olor. Al crecer, desgraciadamente vamos perdiendo esa habilidad. Mi recuerdo huele a flan del chino mandarín, a conciertos de hoya express, a Varón Dandy, a jaboncitos de Avon de ...
Gracias Cristina

DUMYISLAND dijo...

La olla me ha salido más fotográfica que expresssss...

Cristina Catarecha dijo...

AqUÍstOYyO, me gusta saber que he conseguido transportarte a través de mis recuerdos.
Ian, gracias. La libertad es algo que tenemos que buscar, también, en nosotros mismos. Sin esa búsqueda no sabríamos, siquiera, dónde mirar y empezarla a buscar en lo que nos rodea.
Arturo, jajajaja, sí, pensé al leer tu primer comentario que tu pasión por la fotografía había invadido la cocina de tu madre. Esos olores que citas están también en mi memoria. Es bonito recordarlos. (el olor al caramelo del flan, del chino, del domingo por la mañana...). Un abrazo.

shat- dijo...

Esa salida tuya de la cocina me ha traido el olor a carne compuesta de mi madre, el calorcito de la cocina mezclado con las voces familiares en invierno. El olor a brisa marina y la charla en las noches de verano.
Mis pies siempre descalzos antes y ahora. El olor de mi hija cuando nacio, su olor ahora ya con mas personalidad que esta atrapado en su armario para cada noche abrirlo envolverme en el y sentirla cerca desde la distancia.
Me quedo aqui en mi salon, con unas velitas encendidas, mientras suena la musica,Blue me mira desde la alfombra y yo dejo que esos olores me envuelvan de bonitos recuerdos.
Gracias por traerlos.
Un abrazo