domingo, 30 de marzo de 2008


Ser feliz o tener razón


El otro día me hablaban de un principio que alguien había aplicado en su vida y que le había sido muy útil, se trata de elegir adecuadamente, en cada ocasión, entre ser feliz o tener razón. Me pareció una magnífica conclusión (no podía ser de otra manera viniendo de alguien con una inteligencia/clarividencia fuera de lo normal).

El empecinarnos en conservar razones a costa de lo que sea es algo tan absurdo que no debiera merecer un segundo de nuestras vidas, sin embargo nuestros egos (que creo son varios) parece que necesitan alimentarse con esas afirmaciones.

No debería resultarnos tan complicado el ceder, el ponernos en el lugar del otro o, simplemente, pensar que nosotros tan sólo poseemos una cara de la verdad como si ésta fuese poliédrica.

Estaría bien relajarnos y pensar que principios de apariencia tan simple pueden tener consecuencias positivas de tamaña importancia.

Parece fácil, voy a probarlo.


Feliz domingo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres una exagerá!!
Creo que es el afecto lo que te lleva a otorgarme esas cualidades que no tengo. Por ese motivo te lo agradezco, aunque tus apreciaciones no se correspondan con la realidad.
Un besazo.

Jose.

Cristina Catarecha dijo...

Exagerada?, no. Vehemente?, sí.
Gracas a ti José.

Veo ese beso y subo dos más :-).