domingo, 28 de noviembre de 2010

El caso de la muerta golosa



Visitación, a la que todos llamaban Visi, había vivido una existencia entre gris oscuro y negro claro. Su carácter, malo, visto ahora con la perspectiva del tiempo le da un toque de humor negro (no podría ser de otra forma) que muchos querrían para sus guiones de cine.
Su vida había estado marcada por un "yo" enfermizo que anteponía, a capa y espada, a su marido, a su hijo y a todo aquel que se pusiera por delante.
Fué tan original su existencia que para celebrar los 25 años de casada, se fué de viaje a Egipto con su querido esposo. Su marido le regaló el viaje y ella a él le hizo un regalo sorpresa que no iba a olvidar jamás. Le dijo "querido, para celebrar nuestras bodas de plata, que sepas que hace 3 años que tengo un amante con el que te pongo los cuernos (todos) con júbilo y tesón". Eso es un regalo sorpresa y lo demás tonterias.
Por supuesto el viaje aniversario acabó en separación.
Pasó por una grave enfermedad que superó tras una ardúa lucha cuerpo a cuerpo y luego, sin más, como el que tiene una jaqueca, se indispone y se muere en la sala de espera de urgencias, sin premeditación ni nocturnidad ni alevosía.
Su hermana pequeña, conocida como el gato de porcelana por su estática postura durante horas o la iguana, por su gestos cortos, rápidos y medidos cuándo se mueve (muy poco por cierto) tuvo que ser ingresada por una locura transitoria ...o no, a saber.
Visi murió sin pena y sin gloria y su hijo, después de hacer incinerar su cuerpo decidió, como si de una ceremonia funeraria egipcia se tratara, endulzarle su paso al más allá. Compró un "tortell", pastel de hojaldre y cabello de ángel (los ángeles deben de estar ya medio calvos) que tanto gustaban a su madre y decidió enterrarlo con la urna de sus cenizas. Ya dicen que "a nadie le amarga un dulce".

En la lápida hizo grabar las iniciales "D.D.T.T."  "Disfruta De Tu Tortell".

Os aseguro que esta historia es cierta y real como la vida misma.

Feliz semana.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Ni pío



Como cada mañana salió de su cobijo con la cabeza alta y el pecho erguido. Su caminar era espasmódico pero decidido y avanzaba rápida y convulsivamente.
Solo pudo dar unos pasos y, cuándo quiso darse cuenta, ya le habían agarrado fuertemente por la pechera. Dió un traspiés y cayó inerte mientras notaba la sangre deslizándose por su garganta.

Ella, con su delantal impoluto y el cuchillo recién afilado, le miraba sonriente calibrando las posibilidades: caldo, horno, guiso?.

El se fué sin decir ni pío.
En paz descanse.

Feliz semana.

La pregunta



El otro día me hicieron una pregunta de difícil respuesta: "¿cuándo supistes que ibas a estar sola?".
No es algo que se pueda contestar de forma radical como aquel que dice "después de la curva, a la derecha". Reflexioné apenas unos segundos y mi respuesta fué simple:
Cuándo ves que todo tu alrededor se acomoda en sus propias compañías, sus familias, sus quehaceres, y ves que tú has quedado a destiempo de su tiempo, entonces sabes que tu ritmo ya no va a coincidir con el suyo y que tú debes marcar el tuyo propio.
El sentimiento es extraño porque parece que todos tienen su acomodo, su atrezzo y parecen tener lo que quieren. Luego ves que en algunos casos la falta de reflexión les ha llevado a un punto muerto que desemboca en "lo que toca" o en lo que se espera de ellos en lugar de lo que se quiere.
Unos cierran ese ciclo y luego retoman su soledad y deciden su camino de forma individual; otros, por eliminación, por descarte, emprenden el camino en solitario buscando lo que les llena, lo que les alimenta el alma.
Al final, sea cual sea el tiempo empleado y el camino seguido, lo importante es ser uno mismo, vivir con consecuencia y reflexión y disfrutar de lo que se tiene al alcance de la mano.
Vivir solo y vivir en soledad son dos cosas completamente diferentes; cuántas soledades hay en compañía?.

Feliz semana.