
Hace pocos días el caso Alba ha regresado a la actualidad como consecuencia del inicio del juicio y a mi se me eriza la piel pensando en su pobre vida, la vivida y la que le queda por vivir. Una vida dolorida y amputada.
Los que se supone debían cuidar de ella, darle amor, calor y cobijo, la han dejado como un juguete roto. Alba ya no tiene vuelta atrás, ya no tiene una vida normal que vivir porque sus "padres" le dejaron el cerebro medio muerto a base de golpes.
¿Cuánto odio debe juntar una persona en sus entrañas para hacerle eso a un niño? ¿qué clase de sangre corre por sus venas para atreverse siquiera a llamarse "madre" y maltratar así a su hija?.
No soy capaz ni de mirar sus rostros, no soy capaz de imaginar las carencias de Alba, ni siquiera soy capaz de comprender cómo las instituciones dieron la espalda a las evidencias hasta que fué demasiado tarde.
Ahora tan sólo comprendo que la frase "somos de la misma sangre" no tiene ningún significado para algunos, ahora tan sólo veo que esos lazos de sangre han trinchado la vida de Alba y que sus "padres" deberían recibir el mayor castigo posible.
Para ellos todo mi desprecio.