Hubo noches oscuras y amaneceres fríos en los que su sueño se desvanecía una y otra vez. Soñó con engendrar vida y mecer entre sus brazos lo más deseado de este mundo.
Insitió, esperó, soñó y lo consiguió.
La luna llena brilla con toda su fuerza y, mientras canta una nana imanginándolas, acaricia dulcemente su vientre esbozando una sonrisa que apenas cabe en su rostro.
La espera está cercana a su fin.
Para ti, con todo mi afecto.
6 comentarios:
Enorme foto, enorme texto! Tanto como la alegría de los autores de esa luna llena. Un abrazo!
Me encantan tus palabras tan simples y siempre tan exactas y positvas.
Preciosa imagen, Cristina. Igual que tu relato.
Me llama la atencion el b&w tan bueno que has logrado, en este caso creo que refuerza la imagen despojandola del color y crentandose solo en lo que interesa, la composicion y ese juego de lineas tan dulce de la maternidad.
Un abrazo,
Muchas gracias Rolex.
Un abrazo.
Antonio, este tipo de fotos, como te pasó a ti en La Gran Manzana, no las veo de otra forma.
Muchas gracias.
Un beso.
Nadie como tu para poner imagen y letra a estos pequeños sueños hechos realidad. Me emociono cada vez que contemplo el magnífico binomio de imagen y texto. Eres genial Cristina!
Gracias.
Ay, Alteza.....no se me emocione, no se me emocione :-).
Gracias a ti por ser como eres.
Un beso.
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