Siguen llegando alentados por un trabajo que muchos no conseguirán. Se los quitan de encima y los mandan a zonas agrícolas para trabajar de sol a sol pero no hay trabajo y siguen llegando.
Les pagan el billete y los meten en un autobús con destino alejado así, con un poco de suerte, ya no vuelven a la ciudad de origen.
Que cómodo para esos ayuntamientos, verdad?. Cada año se repite la misma historia y luego niegan la mayor.
Ellos, con el aliento exhausto y la esperanza intacta, se instalan en asentamientos u ocupan viviendas ruinosas convirtiéndolas en pisos patera y cuyos dueños, a pesar de ser ilegal, se llenan los bolsillos cobrándoles a todos por un trozo de baldosa donde reposar sus cuerpos cansados.
Algunos, los menos, consiguen un trabajo en condiciones y, con suerte, al cabo de los meses, pueden incluso pagarse una cerveza en un local de noche.
Sus ojos, empapados de progreso y soledad, miran con ilusión lo que otros ni siquiera ven y quizás, mientras saborea esa cerveza, la letra de Satisfaction tintinea en su cabeza pensando en que él sí lo conseguirá.
Suerte.
1 comentario:
Para cuando el libro? tienes mágia en la mirada, es un hecho. Pero cada vez que te leo, veo que no se queda atrás la que tienes en la punta de los dedos...
Un beso y felicidades
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