Muchas son las huellas de nuestros pasos por la vida. Huellas de todo tipo: efímeras, profundas e incluso indelebles.
Sin embargo creo que los pasos que nunca se dan son los que dejan la huella más profunda. Las palabras no dichas, los abrazos no dados, las sonrisas no regaladas; esas ausencias, sin duda, son las huellas más recordadas, más añoradas y, a veces, las más sufridas.
Hay que intentar ponerse en movimiento y recorrer nuevos caminos. Las rutinas, las inercias, las costumbres mal aprendidas y peor practicadas hay que mejorarlas y abrirse a nuevas perspectivas.
A cuidarse.
Pd. la foto es totalmente casual, sin ninguna preparación. Unos pasos más de los previstos me llevaron hasta esa imagen. Espero que os guste.
4 comentarios:
Pues tus anhelos se ven cumplidos. Me gusta, y mucho. Lo que no me gustas es que seas capaz de hacer esa maravilla sin preparación. jajaja
Un abrazo.
La imagen es preciosa, el mensaje genial. Parece una de esas galletas chinas que abre una con un mensaje sorprendentemente apropiado para la ocasión.
Gracias, Cristina.
Arturo, no seas cafre, ya sabes que las fotos saltan a mi cámara sin yo proponérmelo :-).
Un beso.
Emi...si es que los chinos son la leche :-). Yo soy lenta y me cuesta un poquito más jajajajaja.
Me alegro que te guste.
Un beso.
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