Empieza el verano y con él llegan esas tardes calurosas que invitan a no moverse a resguardarse del manto solar tras cortinas de algodón, estancias en penumbra, sonidos lejanos, adormecidos por la temprana hora de la tarde.
La televisión parece que pierde su volumen a medida que nosotros nos alejamos en pro de esa modorra irresistible de la sobremesa del verano. Es la hora de la siesta.
Llega el verano y con él las tertulias al atardecer, las noches con las ventanas abiertas, las verbenas, los planes de viaje.
Con mis mejores deseos, feliz verano.
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