sábado, 10 de enero de 2009

Casualmente


Sábado. Las típicas compras para la semana. La casa recogida, Pipo atendido y yo, con mucho frío, haciendo unos recados cerca de casa.

Las 10.30 de la mañana. Un día frío, muy frío; gris y amenanazando nieve. La humedad cae en forma de hielo.

Por una calle peatonal próxima a mi domicilio camino absorta pensando en lo que tengo que hacer cuándo de pronto una voz infantil repiquetea a mi espalda: "mamá, me das un abrazo?". Me volví pensando que algo raro pasaba. El niño, cogido de la mano de su madre, una madre exhultantemente joven y con los oídos ocupados por sendos auriculares; auriculares que se apresuró a desconectar al ver que su hijo se dirigía a ella. Me sorprendió muchísimo la escena, no voy a engañaros, pero me sorprendió aún más lo que siguió.

Ella se agachó poniéndose a la altura de su hijo (no tendría más de 5-6 años) y le abrazó, claro que le abrazó! (yo buscaba su mirada porque la escena me estaba conmoviendo). El niño, con una sonrisa que no le cabía en su cara soltó un suspiro de.... entusiasmo?. Su madre, asombrada, le miró y le preguntó: "te pasa algo?", lo mejor de todo viene ahora.... el niño la miró lleno de júbilo y le dijo: "no, es que estoy contento".

Su madre y yo nos miramos; yo, no voy a engañaros (cualquiera que me conozca puede imaginarme....) estuve a punto de fundirme en el abrazo... fué genial, maravilloso :-).

No he podido por menos que escribir este post porque me ha parecido que "ésto" sí era un enorme regalo de Reyes para él, su madre, para mi..... Él aún no lo sabe pero, en ese momento, él era un niño muy feliz .....y su madre....y yo.

Sólo quería compartirlo con vosotros.

Un abrazo.


Pd. La foto, no es la mejor para este post pero sí refleja parte de lo que quería expresar y es que cualquier detalle puede dejar una huella imborrable en nosotros. Besos.