Era un 8 de junio y Silvia iba conduciendo por una carretera valenciana. Era de noche y una fina lluvia caía de forma incesante. De pronto, creyó ver algo que se movía en el arcén derecho de la carretera y paró rápidamente su coche. Tenía mucho olfato y experiencia en este tipo de situaciones y sabía que no se equivocaba, la historia se repetía.
Abrió la puerta de su coche y un pequeñajo, un cachorro sucio, mojado y hambriento se metió rápido en el vehículo sin esperar a ser invitado. Algo le dijo a su instinto "ésta no se me escapa", al ver a Silvia.
Ella, agobiada como siempre que revivía situaciones semejantes, le tapó con una toalla que llevaba en el maletero (ay!..la experiencia....) y se dirigió rápida hacia la capital. Buscó un lugar dónde dejar al cachorro (en una tienda de chinos dónde compró un par de recipientes) mientras iba a comprar pienso para él. Me imagino la cara del chino....XDDDD.
Rápida se llevó al cachorro a su apartamento y le dió de comer. Comer?? cómo tragaba!!! pobre....
Intentó localizar un espacio dónde dejarlo en diferentes protectoras de Valencia pero..nada, todo lleno o nadie quería saber nada.
Silvia, muy preocupada, no tuvo opción y se lo llevó a casa. Sabía que iba a tener movida por ese gesto pero no dudó y allí que se fué.
No voy a entrar en más detalles pero quiero comentar que su gesto, contra viento y marea dentro de su familia, es de loar e imitar. Por varios e importantes motivos no podía quedárselo de manera indefinida así que sólo podía actuar como "casa de acogida". A partir de ese momento Silvia, saturada por la responsabilidad de un final de carrera en puertas, se hizo cargo del cachorro. Lo llevó a veterniarios dónde le hicieron todo tipo de pruebas y le pusieron los tratamientos necesarios para compensar sus carencias derivadas del abandono.
Silvia, que lo sepaís, estaba ahorrando para comprarse un objetivo que le hacía mucha ilusión (un tokina 12-24) pero Pipo (así se llama el cachorro ahora) necesitó de ese dinero y ella no dudó en gastárselo para darle los cuidados necesarios.
De momento Pipo estaba a salvo pero era necesario buscarle una casa que le adoptara de manera indefinida.
Por otro lado yo, desde la muerte de Roco en diciembre, me iba haciendo la remolona en tener otro perro. La libertad de horarios recién adquirida era un caramelo que deseaba seguir saboreando así que, cuándo vi el anuncio de Silvia en http://www.canonistas.com/foros/off-topic/85349-perrito-4-meses-en-busca-de-familia-valencia.html , la página de fotografía que yo visitaba con asiduidad, no entré en detalles porque pensé que ya alguien se haría cargo de ese cachorro y, además, como buscaban una familia en Valencia, yo estaba fuera del tema.
Pasaron 3 semanas y, de forma casual, volví a entrar en esa conversación en el foro. El perrito seguía sin casa y la situación comenzaba a ser insostenible. Era el sábado 28 de junio, sobre esta misma hora, y yo ya no tuve escapatoria. Lo pensé rápido y decidí aún más rápido. Contacté con Silvia.
La cosa no era excesivamente fácil porque la protectora (sin refugio) http://protectoratorrent.blogspot.com/ estaba en otra comunidad autónoma y traerlo a Lleida era un poco complicado. Estuvimos en contacto, estudiaron mi perfil y decidimos actuar: el cachorro se vendría a vivir conmigo.
El 12 de julio, Silvia y Toni se desplazaron a Lleida y trajeron a Pipo. Formalizamos el contrato de adopción y Pipo es un perro feliz. Ya lo era, no tengáis duda al respecto.
Silvia le dió mucho amor y se nota y yo creo que entre los perros abandonados corre un rumor......"id por aquella zona, Silvia no os dirá que no y os ayudará en todo" :-)).
Desde entonces Pipo, gran devorador de textiles y celulosa, vive conmigo. Ahora tiene unos 7 meses y pesa 13 kilos. Compartimos la vida y, desde el miércoles pasado, entrenamos para conseguir una buena educación. El está contento con la novedad de su adiestramiento y yo encantada de saber que voy a aprender a hacer que vivamos lo mejor posible.
Como Pipo llegó a mi a través de una página de fotografía, fué atendido con los recursos de una "no compra" de un objetivo por parte de Silvia y ahora yo he vendido un par de objetivos para darle el adiestramiento adecuado (Peleng y 100 macro), os podéis imaginar que es un modelo perfecto y paciente para las decenas de fotos que le estoy haciendo. No podía ser de otra manera...le encanta la fotografía :-)).
No hay duda de que Pipo es un perro feliz. Dicen que le ha tocado la lotería 2 veces: una con Silvia y otra conmigo. De lo que yo estoy segura es de que Pipo ha sido para mi, mi buena estrella.
Para Silvia Garcia Peris, que sufre con lo que ve y no puede negarse a actuar, mis respetos y mi cariño y.... los lametones de Pipo :-).
Pd. Para los abandonais a los animales, para los que los maltratais de forma inimaginable, para los que miráis hacia otro lado.....: sois unos hijos de puta. No merecéis sino lo mismo que hacéis.