Es oficial: estoy de vacaciones.
Desde hace algo más de 3 horas he empezado mi particular cuenta atrás para una aventura muy ansiada. El lunes parto hacia Islandia, con una amiga y profesora de fotografía, Neus de Saavedra, con la que ya he compartido alguna aventura aunque muy lejos de ésta.
Llevamos algo más de 8 meses preparando minuciosamente este viaje. Recorrido, localizaciones, motivaciones (sonrisa) y posibles contratiempos han estado presentes en todas las lunas de este año.
Tenía una necesidad de compartir algo y hace unos minutos he escrito un mensaje privado a Miguel Ballabriga, gran fotógrafo y gran persona que, en mis muy humildes inicios en el mundo de la fotografía me animaba a buscar, algún día, las auroras boreales tras confesarle que me encantaría verlas algún día.
Mi otro gran sueño, algo de lo que no he hablado a casi nadie, era ver un volcán en erupción. Durante mucho tiempo he seguido las evoluciones del Etna pensando que era la única posibilidad (aunque lejana) de ver alguna.
Pues bien, hoy tengo al alcance ambos sueños: auroras y volcán a un tiro de piedra y, sinceramente, no quepo en mi de gozo. Es más de lo que hubiera soñado hace unos meses.
Esta entrada representa una despedida, por mi nueva aventura. Un reencuentro con la fotografía que más me gusta hacer. Un propósito, disfrutar con ella, con lo que más me gusta y lo que más ha representado en mi vida.
Pero, sobre todo y lo más importante, esta entrada significa un reconocimiento a mi hermano, Carlos Catarecha, porque le quiero.
(Carlitos, sé que te va a joder, la bronca ya me la das mañana :-) )
Pd. La foto es de anoche, a las 3 a.m. en mitad de una gran tormenta.