domingo, 26 de diciembre de 2010

El río


Ese día se vistió de niebla hasta casi desaparecer mientras el vigía, cada vez más desnudo, marcaba el límite terrenal.
Quieto, húmedo y elegante definía la estación sin contemplaciones al tiempo que yo disfrutaba robándole, una vez más, esos momentos.

Feliz domingo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Entre el mar y la tierra


Se vistió de mar y la meció entre sus olas y ella, cual sirena, nadó entre sus sueños.

Feliz semana.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La tieta Isabel


Apenas faltaban 15 días para que cumpliera 100 años. La tieta Isabel ha abandonado el ejército de los vivos para ingresar en el batallón de los ángeles custodios.
Era menuda, pizpireta, sagaz y divertida; era mi anciana Miss Marple.
La conocí hace ya unos cuántos años porque fué mi enlace misterioso (solo traté con ella vía teléfono, sin haberla visto antes hasta ese momento) en un regalo sorpresa a unos amigos. Su misión fué informarme en todo momento de cuándo su avión saldría de Londres para tenerlo todo preparado a su llegada. Fué sumamente simpática, cómplice y dicharachera. Un encanto.
Posteriormente la conocí en persona y mereció la pena, os lo aseguro. Su sonrisa divertida, su aguda mirada y, cómo no a esos años, su frágil salud de hierro, hizo que yo también la adoptara como "mi tieta Isabel".
Vistió mi cómoda de vainica y, hasta el último momento, reconocí en ella a un personaje digno de una buena novela inglesa.
Hoy encenderé una vela para alumbrarle el camino con el deseo de que, a partir de ahora, ella alumbre también el nuestro.

Feliz viaje tieta!!.

lunes, 6 de diciembre de 2010

La duda



Hacía tiempo que habían planeado su viaje a España. Tenían unas ganas locas de dejarse llevar por las costumbres del pais y sucumbir a sus encantos sin horarios y sin normas.
Y cómo no, había que comprar los recuerdos típicos del pais y, llegado el momento, surgió la duda: qué le llevamos a la suegra?.

....pues no sé en que quedaría la cosa....

domingo, 5 de diciembre de 2010

Luna llena



Hubo noches oscuras y amaneceres fríos en los que su sueño se desvanecía una y otra vez. Soñó con engendrar vida y mecer entre sus brazos lo más deseado de este mundo.

Insitió, esperó, soñó y lo consiguió.

La luna llena brilla con toda su fuerza y, mientras canta una nana imanginándolas, acaricia dulcemente su vientre esbozando una sonrisa que apenas cabe en su rostro.
La espera está cercana a su fin.

Para ti, con todo mi afecto.